Jericoacoara – Brasil

Tal vez lo mejor de Jericoacoara es su onda. Una ética hippie que se ha mantenido desde que los forasteros comenzaron a llegar a fines de los sesenta y se establecieron con posadas de estilo, restaurantes y bares que se fundieron con la cultura del Nordeste de Brasil. Es un pequeño pueblo de difícil acceso que se ha mantenido preservado, se han impedido la construcción de edificios y el alumbrado público (sólo las casas tienen luz).